La reciente decisión de China de restringir la exportación de minerales clave como galio, antimonio, germanio y grafito a Estados Unidos ha reconfigurado el panorama global de los recursos estratégicos, abriendo una ventana de oportunidad para la minería latinoamericana. Esta medida, promovida por el gobierno de Xi Jinping, afecta directamente sectores tecnológicos críticos, como la fabricación de semiconductores y baterías para vehículos eléctricos, y destaca el desequilibrio en el mercado mundial de minerales.
China domina la producción global de estos recursos, concentrando más del 90% del galio, el 70% del grafito, el 60% del germanio y cerca del 50% del antimonio. Según el Servicio Geológico Estadounidense (USGS), Estados Unidos depende de las importaciones chinas para más del 50% de 24 minerales básicos, lo que plantea un desafío a su seguridad nacional. Frente a esta situación, el gobierno de Donald Trump prioriza asegurar cadenas de suministro confiables, lo que podría asignar un rol protagónico a América Latina.
En este contexto, el galio emerge como un recurso prometedor. Brasil lidera iniciativas como el proyecto Novas Minas de Mineração Rio do Norte, que busca extender la vida útil de su mina de bauxita hasta 2042, con planes para integrar una línea de producción de galio. Por su parte, Perú, Ecuador y Bolivia exploran su obtención como subproducto del procesamiento de zinc en proyectos como Corani y La Plata, con operaciones previstas dentro de los próximos dos años.
El grafito, esencial para baterías de iones de litio, también despierta interés. Desde 2019, el consumo global de este mineral ha crecido un 200%, impulsado por la expansión de plantas de fabricación de baterías en Estados Unidos, que pasaron de tres en 2019 a diez en 2023, con 28 más en desarrollo. Brasil, productor de 73,000 toneladas de grafito en 2023, planea fortalecer su posición con proyectos como Grafite Santa Cruz, cuya construcción comenzará en 2025 en el estado de Bahía.
México, por su parte, se perfila como un socio estratégico, generando el año pasado US$12.4 millones en comercio de grafito, del cual el 67% tuvo como destino Estados Unidos. Este intercambio resalta el potencial de la región para convertirse en un pilar clave del suministro de minerales críticos, especialmente en un momento donde las tensiones comerciales entre Beijing y Washington reconfiguran las cadenas de valor globales.
Con esta coyuntura, América Latina se posiciona no solo como una alternativa estratégica para diversificar las fuentes de minerales esenciales, sino también como un motor para dinamizar su economía y fortalecer su rol en el mercado global.