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El auge del uranio: ¿Una oportunidad de inversión o una burbuja?

El auge del uranio

Los precios del uranio han experimentado un notable incremento, pasando de poco más de US$50 por libra en abril de 2023 a más de US$100 por libra en enero de 2024. Desde entonces, el precio ha retrocedido ligeramente, consolidándose justo por encima de los 90 dólares por libra. Este aumento ha suscitado la pregunta: ¿Es demasiado tarde para que los inversores se unan al carro del uranio?

La reciente subida de precios fue impulsada por las sólidas perspectivas de demanda. El uranio, utilizado como combustible para los reactores nucleares, se ha beneficiado del renovado interés en la capacidad nuclear mundial, impulsado en parte por la necesidad de energías limpias y fiables. La energía nuclear ofrece una fuente de energía constante, independiente de las condiciones climáticas, y libre de carbono.

Sin embargo, también se enfrentan a costos en aumento. A pesar de las declaraciones contrarias de los banqueros centrales, las presiones inflacionistas continúan. Las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos y los embargos comerciales contra Rusia, un país rico en recursos, están influyendo en la inflación. Además, el riesgo de conflictos en Oriente Medio podría afectar drásticamente el suministro mundial de petróleo.

El contexto actual presenta similitudes con la década de 1970, cuando la inflación y los embargos petroleros impulsaron una expansión significativa de la energía nuclear. Durante esa década, Estados Unidos aumentó de menos de 20 a alrededor de 75 reactores nucleares, lo que hizo que el precio del uranio se disparara. Ajustado a la inflación, el precio del uranio alcanzó más de 200 dólares por libra a finales de los 70, un récord que aún se mantiene.

Hoy, el uranio se cotiza a menos de la mitad de ese precio, lo que plantea la posibilidad de un nuevo récord en algún momento de la década de 2020. Las presiones inflacionarias y las tensiones geopolíticas actuales podrían impulsar la demanda de energía nuclear, similar a lo que ocurrió en los 70.

Sin embargo, la oferta también juega un papel crucial. Kazatomprom, la mayor minera de uranio del mundo, planea reanudar la producción completa el próximo año. Cameco, la segunda mayor minera, está aumentando sus operaciones en Canadá, lo que podría añadir 6.900 toneladas de uranio al mercado mundial. Se espera que la producción global de uranio crezca a una tasa compuesta anual del 4,1% entre 2024 y 2030, alcanzando las 76.800 toneladas en 2030. Esto podría contrarrestar la perspectiva alcista a largo plazo.

Varias minas están volviendo a la producción, como Langer Heinrich en Namibia y Honeymoon en Australia, así como el proyecto de uranio Kayelekera en Malawi. La reactivación de estas minas podría aliviar cualquier posible escasez de oferta impulsada por la demanda.

A corto plazo, los inversores están enfocados en las perspectivas de demanda, lo que sugiere que aún hay oportunidades en el mercado del uranio. A largo plazo, la demanda debe superar las amenazas de una mayor producción. Una crisis del costo de vida similar a la de los 70 podría aumentar la demanda de energía nuclear, impulsando la necesidad de uranio y potenciando un mercado favorable para los inversores.

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