Noruega se ha convertido en el primer país en autorizar la prospección minera en aguas profundas, marcando un hito en la búsqueda de materias primas esenciales para las energías renovables. A pesar de las críticas de ecologistas y la Unión Europea, Noruega, ya principal productor de petróleo en Europa occidental, busca liderar la minería submarina.

El geógrafo noruego Lars-Kristian Trellevik, ahora asesor de la empresa minera Adepth Minerals, destaca la presencia de minerales críticos en las aguas territoriales noruegas, con concentraciones hasta 10 veces superiores a las explotaciones en tierra. Se mencionan cobre, cobalto, níquel, manganeso, oro, plata y elementos de tierras raras.

A pesar de la luz verde del parlamento noruego, ONGs ambientalistas protestaron, temiendo la perturbación de los ecosistemas marinos. El gobierno noruego asegura que solo se permitirá la extracción si se demuestra sostenibilidad, generando debate sobre la posibilidad de explotar minerales sin dañar el fondo del océano.

Los defensores argumentan la independencia energética y estratégica de Europa, al evitar depender de reservas concentradas en otros países. Trellevik enfatiza que los yacimientos son limitados y que se espera que menos del 1% de la zona explorada contenga los minerales extraíbles.

Sin embargo, persisten incertidumbres sobre la tecnología y los riesgos ecológicos. Empresas como The Metal Company buscan aprovechar el vacío legal para obtener licencias de explotación, mientras que la comunidad internacional, en negociaciones hasta 2025, debate una moratoria sobre la minería submarina debido a los riesgos ambientales. Greenpeace aboga por enfocarse en la reutilización y el reciclaje de materiales existentes en lugar de expandir la minería a las profundidades del océano.