Con más de 94.000 hectáreas bajo concesión en el desierto de Sechura, región Piura, el Perú se encamina a transformar su posición en el mercado global de fertilizantes con uno de los megaproyectos más ambiciosos de minería no metálica en los últimos años. La Agencia de Promoción de la Inversión Privada (ProInversión) anunció oficialmente la incorporación del Proyecto Sechura a su cartera de promoción, una iniciativa que podría movilizar más de US$ 2.000 millones en inversión privada.
El anuncio se realizó el 27 de junio de 2025 en Lima, y representa un paso decisivo para industrializar la roca fosfórica, insumo esencial para la fabricación de fertilizantes como el Fosfato Diamónico (DAP) y el Fosfato Monoamónico (MAP). Actualmente, el Perú exporta este mineral en bruto y depende de la importación de fertilizantes elaborados, lo que genera una brecha productiva en la cadena nacional que el nuevo proyecto busca cerrar.
Las cinco concesiones mineras —“Bayóvar Nº 5”, “Bayóvar Nº 6”, “Bayóvar Nº 7”, “Bayóvar Nº 8” y “Bayóvar Nº 12”— habían revertido al Estado en 2021 tras la resolución del contrato con las empresas APPSA y JPQ. La extensión de estas concesiones equivale a más de 940 kilómetros cuadrados, un área con potencial no solo en roca fosfórica, sino también en yeso y salmueras.
Este megaproyecto, además de potenciar la producción local de fertilizantes, contempla la instalación de plantas industriales en Sechura, con lo cual se espera reducir la dependencia de insumos importados y generar un fuerte impacto en el desarrollo económico regional. De acuerdo con ProInversión, se generará empleo directo e indirecto, se impulsará la transferencia tecnológica y se fortalecerá una cadena productiva integrada con enfoque sostenible.
El Proyecto Sechura fue incluido en noviembre de 2024 en el Informe Multianual de Inversiones en Asociaciones Público-Privadas (IMIAPP) y recibió la aprobación del Ministerio de Energía y Minas en junio de 2025. Este aval permitió el inicio de la fase de estructuración, etapa clave en la que se definirán los aspectos técnicos, contractuales, económicos y sociales del proyecto, así como los mecanismos de retribución al Estado.
Durante esta fase, se elaborará también la versión final del contrato de transferencia y se evaluará la sostenibilidad financiera, social y ambiental del proyecto. La valorización de los activos, el análisis de riesgos y el diseño del modelo de negocio serán parte del trabajo técnico de los equipos involucrados.
La apuesta del Perú por industrializar su roca fosfórica no solo busca atender la creciente demanda internacional de fertilizantes, sino también posicionarse estratégicamente como un productor integrado en el mercado agrícola global. Según ProInversión, esta visión marca un giro trascendental hacia un modelo de desarrollo que privilegia el valor agregado, la soberanía productiva y el aprovechamiento inteligente de los recursos naturales.