Juan Carlos Ortiz, vicepresidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP), ha destacado la tendencia de los jóvenes profesionales a iniciar su carrera en la minería subterránea para luego migrar a la minería de tajo abierto. Según Ortiz, esta preferencia se debe a factores como el despliegue tecnológico en la minería superficial, su escala de producción, la clara línea de carrera y las proyecciones de crecimiento futuro.
Durante su intervención en el XV Simposio de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), Ortiz planteó un desafío importante: capturar y retener a los profesionales que prefieren la minería subterránea. «Parte de la historia de la minería está equilibrada entre las especializaciones subterránea y superficial. Necesitamos ambas y no que una sea un trampolín hacia la otra», afirmó.
Ortiz señaló que existe una percepción predominante de que la minería superficial lidera en términos tecnológicos. Esta percepción se debe a su mayor visibilidad y avances en la gestión de datos con software, inteligencia artificial y otras herramientas modernas. Sin embargo, Ortiz enfatizó que la minería subterránea también ha hecho avances significativos que deben ser difundidos.
Un ejemplo citado por Ortiz es el sistema de gestión de flota «dispatch» que, aunque originado en la minería superficial, tiene su equivalente en la minería subterránea, con tecnologías igualmente eficientes y desafiantes. Además, destacó que la minería subterránea está a la vanguardia en la reducción de la huella de carbono gracias a una amplia oferta de equipos a baterías, mientras que la minería superficial aún enfrenta el reto de incorporar camiones gigantes impulsados por hidrógeno.
Ortiz concluyó que el gran desafío actual es comunicar las innovaciones y mejoras de la minería subterránea para atraer y mantener el interés de los profesionales. «Debemos llevar el mensaje de la modernidad de la minería subterránea para que la oferta y el apetito por trabajar en este ámbito también estén presentes», subrayó.