La decisión sobre quién ocupará el puesto de CEO en Vale SA, el segundo mayor productor de mineral de hierro del mundo se está perfilando como un juego de influencia política y maniobras empresariales, con implicaciones significativas tanto para la empresa como para el sector minero en general.

El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, ha expresado un claro interés en la nominación de Guido Mantega, su aliado y exministro de Finanzas, para el cargo principal en Vale SA, al término del mandato del actual CEO, Eduardo Bartolomeo, en mayo. Esta decisión subraya la influencia gubernamental en una empresa que, aunque privatizada en 1997, sigue siendo objeto de interés estatal.

Mantega, de 74 años y miembro del Partido de los Trabajadores, fue el ministro de Finanzas con más años en el cargo en Brasil, sirviendo bajo Lula y Dilma Rousseff. A pesar de enfrentar acusaciones de improbidad administrativa en 2018, estas fueron desestimadas por un tribunal regional cinco años después.

El gobierno federal mantiene acciones especiales con derechos de veto limitados y el fondo de pensiones Previ, controlado por el estado, es el mayor accionista individual de Vale con una participación del 8,7%. Sin embargo, esto no implica un control directo por parte de Lula.

El sector minero representa el 4% del PIB de Brasil, siendo el mineral de hierro uno de los principales productos de exportación del país. Vale también es un importante productor de metales para la transición energética, lo que subraya su papel estratégico en la economía nacional.

Bajo la dirección de Bartolomeo, Vale aún enfrenta escrutinio y negociaciones legales relacionadas con desastres ambientales, como el colapso de la presa de relaves en 2019. La posible influencia política de Lula podría facilitar la resolución de estas cuestiones legales y ambientales, así como impulsar la producción de mineral de hierro.

Mientras Mantega emerge como un fuerte candidato, su nominación podría ser una estrategia para asegurar una posición de Lula en las negociaciones. Otros accionistas minoritarios también podrían influir en la decisión, especialmente si coordinan sus esfuerzos.

El nombramiento del próximo CEO de Vale SA es una prueba crucial para una de las empresas más valiosas de América Latina en términos de gobernanza corporativa. La elección deberá equilibrar los intereses de la compañía, evitando cualquier agenda individual de los accionistas, ya sean estatales o privados. La decisión no solo determinará la dirección futura de Vale, sino que también podría ser indicativa del papel del gobierno en la industria minera brasileña.